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«¿Qué objetivo quieres lograr ?» – le pregunté a Ana.
No era su primera sesión de Coaching. Nos habíamos visto en otra ocasión para tratar un tema profesional, así que, en este proceso, las bases de como funciona ésto del Coaching estaban mas que sentadas.
«Quiero aprender a hablar en público» – Ana lo tenía muy claro. Es algo que me gusta de ella: cuando viene a las sesiones, siempre se ha trabajado en casa muchas cosas con lo que aprovecha al 100% el tiempo que está en sesión.
«Ok, ¿ cómo quieres hablar en público? « – le pregunté a una nerviosa e impaciente Ana que, sin apenas dejar que acabara la pregunta me respondió.
«Quiero tener esa seguridad que tengo cuando estoy negociando, o presentando un proyecto, con una o dos personas y que me falta cuando me enfrento a un grupo de mas de tres personas » – me asestó a una velocidad de vértigo.
La sesión transcurrió explorando situaciones pasadas, situaciones actuales, necesidades, etc … hasta que llegamos a un punto muy interesante.
«¿Que te impide mostrar esa seguridad que tienes con una o dos personas a un grupo mayor?» – de repente, el silencio se hizo dueño de la sala donde estábamos reunidos.
Pasaron los segundos y vi como Ana miraba hacia un punto fijo, concentrada.
De repente, volvió su inquietud habitual.
«No lo sé … Yo soy así» – me respondió mientras se encogían sus hombros y su cara dibujaba una rara mueca.
«¿Cómo eres?» – quería averiguar mas.
«Pues así … » – me devolvió la pelota – «soy muy segura con una persona y superinsegura con tres … soy así».
Seguimos avanzando hasta que, de repente, Ana me dice: » hace cinco años tuve que sustituir a una compañera que tenia que presentar un proyecto a una asociación de empresarios.
Aunque lo habíamos preparado juntas, a mi no se me pasaba por la cabeza la posibilidad de tener que presentar el proyecto. Para eso estaba mi compi que es la que domina la parte de ventas.»
«¿Y que pasó?» – pregunté.
«Pues que, dos horas antes de tener la presentación la niña de Gloria, que es como se llama mi compañera, se puso mala y tuvieron que llevarla al hospital. Por supuesto, le dije a Gloria que se preocupase por su hija que yo ya me apañaria con la presentación.
Cuando colgué la llamada telefónica, me entró el pánico: no sabía como iba a hacerlo.
Nunca me había enfrentado a una presentación. De hecho, en aquel entonces, no siquiera presentaba a una sola persona. Sólo el hecho de mirar a los ojos a alguien … pufff , me ponía muy nerviosa.
El tema es que fui a la presentación y … salió mal, muy mal.
No sólo no firmamos el proyecto, sino que los responsables que allí estaban se llevaron una muy mala imagen de mi.
Desde entonces, aunque he aprendido a presentar proyectos a una o dos personas, sé que no puedo con tres o mas …. yo soy así».
No todos los «Yo soy así» son iguales: el que quiero tratar ahora son los limitantes ( aunque en cierto modo todos son limitantes ).
Cuando verbalizamos un «Yo soy así» suele ser muestra irrefutable de que estamos ante una verdad universal y nadie, ni nada, puede cambiarlo. No existe opción de cambio: ésto es asi … y punto !!
Normalmente el discurso interno es mucho mas debastador ya que, al margen de que llega a integrarse en nuestro subconsciente de una manera brutal, el «yo soy así» hace que se reduzca enormemente el rango de opciones o posibilidad que tenemos en relación a una determinada acción.
«Como soy así, se que NO puedo hacer ésto, ésto, ….. « – aunque no lleguemos a detectar este segundo pensamiento de una manera consciente, nuestros actos demuestran dicha asociación.
En la mayoría de las ocasiones el «Yo soy así» oculta algo.
¿Qué suele ocultar?: normalmente … un miedo: miedo a afrontar un cambio, una nueva situación, una situación que, en su momento, fue desastrosa en cuando a resultados y que se repite un tiempo después …
El instinto de supervivencia de nuestro cerebro reptiliano hace que, ante una situación de potencial peligro ( que no tiene porque ser físico sino que también puede ser emocional o psicológico ) peleemos o huyamos de la fuente de peligro.
«Yo soy así» es, a la vez, una muestra de pelea y de huida.
Cuando se lo dices a alguien, sueles decírselo de una manera tajante ( al margen de que el tono sea amigable o no ) por lo que casi no hay opción al cambio: en ese sentido planteas esa muralla.
Por otro lado lo considero de huida ya que, sin duda alguna, esa muralla hace que puedas estar tranquil@ en tu zona de comodidad sin que te incomoden y olvidándote de lo que te dicen desde fuera.
Ana no sólo quiso retar a su «Yo soy así» sino que se puso manos a la obra ( la acción es imprescindible ).
Detrás de su «Yo soy así» había una creencia limitante de que, como no pudo hacerlo en su momento, hoy ( cinco años después ) tampoco podría hacerlo.
Le daba igual que hubiese evolucionado como persona ( mayor grado de maduración y desarrollo ) y como profesional ( hace cinco años no hablaba ni con una persona y, hoy por hoy, tiene una comodidad razonable ).
Cuando entendió que su «yo soy así» no le aportaba nada que le ayudase a lograr su objetivo … en ese momento … surgió la magia en sus ojos.
En este caso el proceso llevo varios meses.
El primer paso, según sus palabras, le costó bastante.
El segundo, fue la toma de conciencia de que estaba saliendo de su zona de comodidad y que su tan ansiado «Yo soy así» ya no aportaba nada bueno. Hasta entonces quizás le daba esa seguridad que necesitaba pero, a partir de ahora, le entorpecería mucho de cara a conseguir su objetivo.
Al finalizar el proceso, eliminar esa creencia limitante e instaurar una nueva creencia, en esta ocasión, constructiva, Ana consiguió su objetivo.
La semana pasada tuve el gran placer de acudir a una presentación oficial donde, con muchísimo orgullo, vi a una Ana pletórica y segura de si misma mientras hablaba para un auditorio de mas de 100 personas.
Ana, decidió retar a su «Yo soy así » y lo consiguió.
Y tú, ¿tienes algún «yo soy así» que te limita ?
Un abrazo,
Felipe
Nota: aunque el artículo está basado en una sesión real, lógicamente, he modificado el nombre de la Coachee.
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