Nuestra vida diaria nos ánima, nos empuja y nos dá motivos para que, sin tener que pensar mucho, afrontemos nuevas responsabilidades, retos, etc … hasta que, un día, te planteas si es realmente lo que quieres para «tu vida».
Ese momento puede venir dado por un acontecimiento especial, por una conversación con alguien, o por algún aviso de tu propio cuerpo.
En mi caso, muy recientemente, y por segunda vez, es mi corazón quien me está avisando.
Te planteas muchas cosas, en que inviertes tu tiempo, con quien lo inviertes, que haces con lo que realmente crees que es TU VIDA ( cuidado con lo que los demas creen que es tu vida ), hacia donde quieres ir, etc …
Si, ya sé que puede sonar a filosofia pura, pero, creeme, que llega el momento en el que te planteas todo esto.
A veces es bueno el hechar el freno de mano y parar a respirar dentro de esta carrera que le llamamos vida.
¿Para que hago todo lo que estoy haciendo? …
Dejame contarte un cuento que, en estos dias, y por casualidades de esta vida, ha llegado a mi en tres ocasiones ( casualidades ??? ):
» Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito costeño mexicano cuando llegó un botecito con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos.
El mexicano respondió que sólo un poco tiempo. El americano luego le preguntó por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado? El mexicano dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.
El americano luego preguntó, «pero qué hace usted con el resto de su tiempo?» El pescador mexicano dijo, «duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, María, voy todas las noches al pueblo donde tomo algo y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida ocupada y amena.»
El americano replicó, «Soy un financiero de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes, eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador, e incluso abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este «mugroso» pueblo e irte a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y seguidamente a Nueva York, donde manejarías tu empresa en expansión».
El pescador mexicano preguntó, «Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?». A lo cual respondió el americano, «entre 15 y 20 años».»Y luego qué?» El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. «Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones».
«Millones …….. y luego qué?» El americano respondió, «Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo donde podrás tomar licor y tocar guitarra con tus amigos libre de preocupaciones«.
Un abrazo,
FGR