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Desde pequeño me fijaba mucho como mi padre manejaba aquellas palancas, aquel volante y unos pedales que había en aquella vieja furgoneta.
Me quedaba sorprendido como podía hacer tantas cosas a la vez.
Recuerdo un día que se giró hacia mi y me dijo : “¿ Quieres conducir ?”
Casi sin responderle salté a los asientos delanteros y me senté encima de mi padre. Él me puso las manos en el volante y me ayudó con los pedales.
Con ocho años que tendría por aquel entonces, mi piernas quedaban colgando lo que para mí era un abismo.
Recuerdo la ilusión que me hizo agarrar esa forma circular que era tan grande para mi. Casi tenia que estirar del todo los brazos para poder coger un lado y el opuesto.
“¿ Vamos allá ?” – me preguntó mi padre.
“Vamos ¡!!” – le respondí ilusionado con los ojos abiertos cual búho nocturno buscando expectante su presa.
La vieja furgoneta empezó a acelerar y noté la misma aceleración en mi pecho. “¡ Estaba conduciendo !”.
A los pocos metros, había una pequeña curva a la izquierda.
“ Déjame a mi sólo que ya sé conducir ” – dije ilusionado y desbordante de alegría por estar conduciendo.
Aunque la entrada en la curva fue suave, poco a poco, veía como la furgoneta se iba para la cuneta y no entendía el porque. Con mis dos pequeñas manos, decidí tirar el volante hacia la izquierda para que pudiésemos seguir el camino.
La intención era buena, pero el resultado ….
Si no fuese porque mi padre, que llevaba suavemente agarrado el volante con sus manos encima de las mías, hubiese girado de nuevo el volante para la derecha … acabaríamos en la cuneta de la izquierda ¡!!
Ahí fue cuando me dí cuenta que, realmente, no sabía conducir. Y sorprendentemente ahí empezaron mis ganas por aprender a conducir.
En el camino del aprendizaje siempre se repiten cuatro pasos cuya aparición es síntoma inequívoco del correcto avance de la asimilación de conceptos.
Cuando acepté el reto de conducir estaba en el primer estado: INCONSCIENTE INCOMPETENTE
En el momento que volví a mi asiento trasero con la pequeña desilusión, y gran aprendizaje, mi estado evolucionó a CONSCIENTE INCOMPENTE: me dí cuenta ( fui consciente ) de que no sabía conducir ( incompetente ).
Con el tiempo me inscribí en una autoescuela donde trabajé dicho aprendizaje hasta que me saqué el carnet de conducir. En ese momento sabía ( era consciente ) que podía conducir ( competente ): CONSCIENTE COMPETENTE.
Sin embargo recuerdo que las primeras veces que conducía el coche de mi padre, tenía que prestar total atención a lo que hacia. Me viene a la memoria los enfados que me tenía cuando alguien quería encender la radio para escuchar música. Me distraía tanto que no podía concentrarme en lo que estaba haciendo: conducir.
Con el tiempo adquirí una experiencia que hace que, hoy por hoy, el conducir sea, además de un placer, una experiencia casi inconsciente. No tengo que pensar en que marcha poner, puedo cantar la canción que suena en la radio, estar conversando con mi acompañante, etc …. Y seguir conduciendo ¡!!
Esto es el cuarto estado que, toda persona debe perseguir en cualquier aprendizaje que se proponga: INCONSCIENTE COMPETENTE.
En la faceta de conducir un coche he pasado de inconsciente incompetente a inconsciente competente de éste modo.
Y tú, ¿COMO HAS PASADO DE INCONSCIENTE INCOMPETENTE A COMPETENTE INCONSCIENTE?
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