«A veces la mejor venta es la que no haces, Felipe» – recuerdo que me dijo.
Aunque hasta entonces siempre había seguido sus consejos en esto de vender y ganar clientes, por aquel entonces no acababa de entender el como me ayudaría su recomendación.
Siempre le había escuchado esa frase pero, en esos días, me la repitió en varias ocasiones cuando compartía con él casos que ocurrían en mi día a día.
En ese momento yo desarrollaba labores comerciales en uno de los sectores comerciales mas agresivos, comercialmente hablando: las telecomunicaciones.
Quizás por eso, pensaba que «seguro que el consejo funciona en otros sectores, pero en este … «.
Cuando la presión por la consecución de objetivos es tan alta como la que tenía por entonces, reconozco que llegas a perder el «Norte» y sólo piensas en firmar, firmar y firmar.
Por eso entiendo perfectamente a los comerciales que tienen un «contrato» donde brilla la ausencia de nómina fija y su sueldo se basa exclusivamente en comisiones. Y eso si es que no tiene otro «nivel de exigencia» y dichas comisiones no se activan a partir de cierto volumen de ventas, lo cual ya se vuelve insufrible en muchas casos … sólo la persona que haya pasado por esas condiciones sabemos lo duro que es.
El tema es que, al escuchar el consejo que me daba, mi reacción automática era la de «si, estoy yo para perder ventas«.
Con el tiempo entendí lo que aquel maestro quería enseñarme.
¿Qué ocurriría si, cuando un cliente, te comenta sus necesidades y sabes que no puedes satisfacerlas … les dices que no?.
«Sintiéndolo mucho, no puedo ayudarte» – podrías responder.
¿Cómo te sentirías?.
Sigue existiendo la vieja costumbre de «a un cliente nunca se le dice que no» … ¿en serio?.
Puede que creas que no estás consiguiendo la venta de su servicio o producto … y yo te pregunto:
[bctt tweet=»¿Qué crees que SI le estás vendiendo a tu #cliente cuando le dices que NO le puedes #ayudar?»]
¿Quieres saber mi respuesta?.
Te dejo este video donde comparto contigo lo que pienso:
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Por cierto, como habrás escucha en el video, ese señor que me daba los consejos era … mi padre.
GRACIAS Papi por enseñarme y perdona que, en el momento, casi renegase del consejo.
Un abrazo,
Felipe