Vendedores que no venden: Juli Rúa – sector centros de entrenamiento

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«Yo no vendo … soy entrenadora personal» – recuerdo que me dijo con cierta molestia.

Sé que este post puede incomodar a ciertos profesionales y, precisamente por ello, creo que es necesario escribirlo. Entiéndeme bien, no lo hago con la intención de irritar sino con el afán de compartir contigo mi opinión al respecto.

Desde hace años acarreo una lesión importante que hace que tenga «prohibido» según que ejercicios.

A principios de año empecé a notar mas molestias de lo normal lo cual hizo que fuese a hacerme una revisión.

Ahí fue cuando el traumatólogo me recomendó el desarrollar masa muscular de cara a impedir una segura intervención para incorporar una prótesis.

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Decidí retomar mi plan de entrenamiento intensivo, el cual había dejado medio de lado con el nacimiento de los peques ( o quizás esa fue la disculpa o excusa … no lo sé ).

A la semana siguiente, aprovechando que estaría sin viajar durante toda la semana, me acerqué al gimnasio del que soy socio y comenté la lesión que tengo.

Enseguida mas de uno me dijo que era una lesión importante y que, casi seguro que tendría que plantearme el seguir haciendo ejercicio ( lo mismo que me habían dicho algunos médicos por cuya consulta pasé en meses anteriores ).

Recuerdo que un día, una monitora me dijo: «si, es un lesión importante y lo único que tienes que tener cuidado es que tipo de ejercicios haces, evitando ciertas posturas y haciendo foco en rutinas que te ayuden con la lesión«.

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En ese momento, me quedé con la boca abierta: por fin había encontrado a alguien que, siendo consciente de la gravedad de la lesión, no se había fijado en la parte «negativa» de la situación sino que se había centrado en la parte positiva.

La verdad es que fueron pasando las semanas, algunas de las cuales estuve fuera de la ciudad, con lo que tampoco profundicé mucho mas en el tema si bien es cierto que, lo que ella me había comentado, se quedó grabado en mi mente y, cuando me tomaba un respiro de mi actividad diaria, siempre recordaba el «hay opciones».

Casi un mes después volví al gimnasio y decidí ir a una clase de spinning lo cual me había recomendado mi médico como un buen ejercicio para mi lesión.

No si la casualidad o la causalidad, lo cierto es que entro en la clase y, ¿ adivina quien estaba como monitora ?.

Pues si, ella … otra vez la vida me la puso en mi camino.

Acabé la clase y recuerdo que me comentó: «para que no vayas siempre a toda pastilla lo mejor es que te hagas con un pulsómetro para medir tus pulsaciones y no pasarte de tu 80% de pulsaciones máximas«.

«Ahí me has cogido» – respondí – «la verdad es que no tengo ni idea de lo que es un pulsómetro y donde se compran«.

Mientras salíamos de la sala, y en dos minutos, me explicó que era, para qué servía y qué tipo de pulsómetro necesitaba.

«A menos que quieras competir, para empezar, te recomiendo que compres uno sencillo en Decathlon» – me dijo – «lo único que te recomiendo es que tenga la señal codificada para que el reloj no te muestre los datos de un pulsómetro que tenga otra persona que esté a tu lado«.

Si en ese momento me dice que lo venden en el centro, tengo clarísimo que se lo compraría.

«Que bien me acabas de vender» – le dije casi de manera automática e inconsciente.

«Yo no vendo» – me respondió con claras señales de sorpresa – «sólo aconsejo a personas como tu que no tienen porque conocer todo lo relacionado con el mundo del deporte».

Me había vendido … y mucho: conocimiento, confianza, interés, predisposición, … y aún quedaba mucho más.

Reconozco que no es fácil venderme aunque también he de aceptar que ella lo logró de una manera natural y rápida.

A los dos días estaba de nuevo en su clase con el nuevo pulsómetro puesto: al verme el reloj puesto se acercó y me preguntó que tal me iba.

El interés tan honesto y, sencillamente, humano que mostró por mí, hizo que saliese de mi el preguntarle nuevamente por mi lesión.

«Si quieres me informo y te aconsejo ejercicios que te vayan bien» – no dudó en decirme en pocos minutos.

A pesar de que ya había solicitado una tabla de ejercicios personalizada en relación a mi lesión a otro profesional, quizás fue el estar mas de tres semanas esperando por ella (y a día de hoy sigo sin respuesta) lo que hizo que aceptase de inmediato su propuesta.

Le comenté cual era mi lesión y se comprometió en averiguar y compartir conmigo.

Al día siguiente me encontré con un email en mi bandeja.

«No puede ser» – recuerdo que pensé – «supongo que tendrá alguna duda» – me dije mientras abría un email cuyo remite era el nombre de la entrenadora.

Cual fue mi sorpresa cuando, al abrirlo, me encontré con una extensa información de mi lesión (causas, consecuencias, etc … ) así como una serie de ejercicios recomendados para tratar de mejorar las molestias y trabajar en subsanarlas.

No me lo podía creer: me había encontrado a una persona con una gran actitud y, nuevamente, me cautivó por, sencillamente, su actitud.

Unos días mas tarde me la encontré en el gimnasio y me preguntó por mis avances ( pocos ya que no había entrenado mucho por algunos viajes que realicé ).

«No te preocupes» – me dijo con una gran sonrisa y como si nos conociésemos de la toda la vida – «lo importante es que seas constante y vayas adaptando tu cuerpo a las nuevas rutinas«.

Unas semanas después me comentaron que, para generar masa muscular, me vendría muy bien el entrenar Crossfit aunque tendría que tener mucho cuidado con los ejercicios que afectaban directamente a mi lesión.

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Tras preguntar en el gimnasio por la actividad me comentan que requiere un pago extra.

«¿Es posible probar antes de confirmar mi interés?» – pregunté como todo cliente que duda de si merecerá la pena invertir dinero en algo totalmente desconocido.

Y otra vez la causalidad o casualidad: ¿ adivina quien es la entrenadora de dicha actividad?.

Pues si … ella misma.

Y no te vayas a pensar que el centro en el que estoy inscrito es pequeño y que sólo tienen dos monitores: todo lo contrario.

Tranquilamente, deben de ser una veintena de monitores.

Pues nada, después de probar la actividad no dudé ni un segundo en inscribirme y pagar la cuota adicional.

Sin duda alguna el motivo para aumentar lo que, en el mundo de las ventas, se llama como ARPU (acrónimo de Average Revenue Per User, ingresos medios por usuario) fue el tener a esta persona como monitora de la actividad.

Recuerdo que, en la sesión de prueba, adaptó todos los ejercicios a mi casuística y lesión.

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Han pasado tres meses desde mi alta en la actividad y me alegro muchísimo de haber tomado esa decisión.

Sin duda alguna, esa monitora me ha vendido … y mucho.

Esa profesional se llama Juli Rúa y, para mi, es la muestra perfecta de la venta por actitud, de convertirse en referencia a base de preocuparse realmente por su cliente y el diferenciarse del resto de monitores por querer ir mucho mas allá.

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Ojo, no digo que el resto de monitores del centro sean un@s castañas, ni mucho menos ( gente como DaniMiguel Leis son otros cracks !! )

Sé de buena tinta que no soy el único encandilado por su carisma, por su energía y por su pasión.

Recientemente varias fueron las personas que, al enterarse que Juli no podía impartir una de sus clases por encontrarse indispuesta, directamente decidieron esperar a su reincorporación y se fueron de la sala … sobran las palabras.

Te seguro que si entras en una clase suya saldrás diciendo » Wooowwww!!!!» … es impresionante.

Como siempre digo en mis formaciones, no te creas nada de lo que te digo … y pruébalo !!.

Esa es la razón por la que, si o si, he decidido contar con Juli para mejorar mi lesión y mi estado de forma.

Desde aquí doy la enhorabuena a Termaria ( el centro deportivo del que soy socio ) por contar con semejantes profesionales que hacen que el tiempo que dedicamos a mejorar nuestra salud, estado físico o, simplemente, a desconectar sea tan productivo y beneficioso.

Y GRACIAS, Juli, por hacérmelo tan fácil.

Un abrazo,

Felipe

Mi Enfoque

  • Compartir contigo toda mi experiencia
  • Aportarte una perspectiva diferente de la experiencia de cliente
  • Honestidad, compromiso y cercanía
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Felipe García Rey

Felipe García Rey: Coach Motivacional

No te ayudaré a «vender más ni mejor», te ayudaré a vender con rentabilidad. Te ayudaré a conseguir clientes que acudan a ti por el valor que ofreces y por diferenciarte de la competencia.

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